Luna
Podrías arreglartelas para traer a Joel a mi casa?
Me corrijo
Queréis venir a ver una peli y cenar pizza?
Claro
Que planeas??
Que hablen entre ellos los dos memos que tenemos por amigos
Porque me da la sensación de que Joel esta igual que Félix
Si te refieres a que esta idiota perdido por haberse liado con Félix
Si
Lleva dos días que no habla de otra cosa
Que si ahora Félix debe de odiarle
Que si Félix no va a querer vivir con el
Lleva desde que se levantó al día siguiente de la fiesta llorando por las esquinas
Ugh
De hoy no pasa
Convencele como se te ocurra
Pero traele
Necesito que Félix pare de llorar diciendo que le ha forzado a besarle
Dios
Esque son iguales??
Joel lleva con eso dos días
Luna cierra el chat y llama a su mejor amigo.
—Espero que no tengas planes —dice en cuanto Joel saluda al otro lado.
—Pues no. Félix no me ha hablado así que no tengo planes —suena totalmente deprimido.
—Ya… También puedes hablarle tú, pero bueno. Da igual, ya tenemos planes. Necesito que me acompañes a comprar una cosa y luego vamos a cenar pizza y ver una peli. Así que mueve el culo y vístete.
—Qué tienes, ¿cámaras en mi habitación? —el tono de Joel ahora es un poco más suyo.
—Mmm. En el peluche que te regalé hace años —Luna intenta contener una carcajada pero no la aguanta ni dos segundos. Cuando Joel resopla, ella continúa, —no necesito una cámara para saber lo que se te pasa por la cabeza —se burla.
—Entonces sabrás que es lo que me estoy poniendo de ropa.
—Lo más probable es que unos vaqueros. Ponte una camiseta de esas de cuello en pico y una camisa de esas que te he dicho mil veces que te quedan genial.
—Eso es lo que me pongo cuando quiero que se fijen en mí, no cuando salgo contigo.
—No te vas a morir por ponértelo cuando sales conmigo. Creeme, después me lo agradecerás —Luna suelta una risita que deja a Joel totalmente desconcertado. —Te espero en tu portal en cinco minutos. Que no se te olvide lavarte la cara, que seguro que tienes los ojos como pelotas de ping pong de llevar dos días llorando.
Antes de que Joel pueda contestar Luna cuelga. Mete en su mochila las llaves de su casa y la cartera y sale por la puerta. Todavía no ha cerrado y ya se ha puesto los cascos.
—Entonces, ¿qué es lo que tenías que comprar?
—Un libro que ha salido hace poco. Y ya que estamos podríamos pillar unos refrescos.
—No quería preguntar, pero ya me estas dando curiosidad. ¿A dónde vamos a cenar?
—No puedo decírtelo, es secreto. Pero veo que me has hecho caso —comenta echándole un vistazo a la ropa. —No creo que haga tanto calor como para llevar el abrigo tan abierto, que solo llevas una bufanda.
Joel hace algo parecido a un puchero pero sigue a Luna sin rechistar.
—Elige bebida y patatas —le pide cuando han entrado en un súper del barrio después de comprar el libro que Luna quería.
—¿Todavía no me vas a decir a dónde vamos o con quién? Podría elegir mejor sabiendo.
—Me han prohibido que te diga nada. Así que elige para tí y para mí. Seguro que a las otras personas les gustará.
—Osea que hay más de una —intenta adivinar Joel.
—No me vas a sacar nada más.
—¿Ni siquiera el género de las otras personas? —pregunta poniendo ojitos como el gato con botas.
—Nada más.
Joel vuelve a hacer un puchero pero deja el tema.
Estoy en tu portal
Avisa Luna a Alex.
Ahora te abro
Acaban de llegar las pizzas
Espero haber elegido alguna que le guste a Joel
No he podido preguntarte porque Félix era una lapa
Acaba de ir al baño
Te acuerdas del piso y puerta no?
Como respuesta, Luna toca el timbre de la casa de Alex. Ella les abre con una sonrisa, que se acentúa al ver la cara de estupefacción de Joel. Cuando este da un paso atrás, con toda la intención de huir, Luna le coge del brazo y le hace pasar por delante de ella. En cuanto los dos están dentro cierra de un portazo.
—¿Quién más tenía que venir? —Felix aparece por la puerta con un gesto un poco soñoliento y en ropa de estar por casa.
Una camiseta pintada que parece tener más años que él y una época mejor da la sensación de ser todo lo que lleva. Pero cuando corre a esconderse en la habitación de su mejor amiga, Joel es capaz de ver que lleva unos pantalones de deporte demasiado cortos como para haberlos comprado en la sección de chicos. Eso aplaca unas fantasías, pero da pie a otras y de verdad que no sabe que es mejor. El grito de Félix llamando a su amiga le saca de su cabeza.
Alex entra carcajeándose en su habitación. Y eso solo aumenta la ira momentánea y las ganas que tiene Félix de rodear con sus manos el cuello de la chica.
—Podrías, no sé, ¿haberme dicho que iba a venir alguien más? Así al menos habría estado presentable. Pero, creo yo, que lo que sí que podrías haber hecho es decirme que iba a venir Él —habla entre dientes porque si no se pondría a chillarle y lo último que le apetece es que Joel se entere de su ataque de pánico repentino.
—Si te lo decía ibas a salir corriendo, lo que no iba a solucionar nada. Y de ropa ¿la tuya dices que la has echado a lavar? Pues cógete unos leggins míos y una camiseta o una sudadera. Como si hubieras tenido nunca algún problema con ponerte mi ropa.
Félix gruñe y hace el gesto de ahogarla, por lo que Alex suelta una carcajada. Sale de su habitación, dejando a Félix que se cambie y gestione su vergüenza él solo. Se encuentra con la mesa del salón puesta y a Luna dándole los vasos a Joel para que los ponga.
—Entonces, ¿qué peli vamos a ver hoy? —pregunta sobresaltando al chico, que no la había visto.
—No sé qué es lo que hay —responde Luna llenando un cuenco con hielo.
—Trae los vasos, ves a hablar con Félix —dice Alex cogiéndoselos y empujandole con la cadera.
—¿Qué? No, no, no —Joel pone cara de espanto y se sonroja hasta las orejas.
—¿De qué tienes miedo? ¿De verle desnudo?
Joel tartamudea y no es capaz de contestar a Alex.
—Nadie va a ver desnudo a nadie —Felix abre la puerta gruñendo y con el ceño fruncido.
Joel traga al verle y mete sus manos en los bolsillos del pantalón para no ir desesperado a abrazarle. Inspira hondo y sigue a Luna al sofá. Se sienta a su lado totalmente achantado. Félix se deja caer a su lado, todavía con el ceño ligeramente fruncido. Joel se tensa. Siente las manos húmedas y frías, e intenta recordar un momento en el que haya estado, como mínimo, igual de nervioso. Félix pasa las piernas por encima de las de Joel y las deja ahí apoyadas. Joel da un brinco y Félix suelta una risita por lo bajo. Si no fuese por esa nueva cercanía, Joel creería que no ha cambiado nada.
—¿Hay algo que queráis ver? —pregunta Alex pasando pelis con el mando.
—Elige tú —contesta Félix—, nos fiamos.
Joel respira hondo y deja suavemente la mano sobre la rodilla de Félix. Se incorpora para coger un trozo de pizza.
—Cógeme uno a mi también —pide Félix tratando de que no le tiemble la voz.
Su corazón se dispara cuando sus dedos se rozan al coger la pizza y casi se le cae encima.
—Iugh —se asquea Alex cuando aparece un rostro totalmente desfigurado en la pantalla—, yo se hacer eso —se ríe.
—Qué amiga más normal tengo —se burla Félix con una sonrisa de medio lado.
—Bueno, yo me quejo de unas cosas de las pelis y tú de otras —le saca la lengua.
—¿Cuántas veces has puesto los ojos en blanco ya, Luna? —pregunta Joel divertido.
La aludida se pone colorada y murmura algo.
—Es que me está poniendo un poquito nerviosa la peli. Es muy obvio que lo ha escrito un señoro muy blanco y muy cishetero, los giros de trama son bastante predecibles y no se puede decir que haya experimentado mucho al escribirlo. Y el director no es el mejor, ese sí que ha experimentado pero sin saber con qué podía hacerlo —frunce los labios. —Y en algunos casos se podrían haber utilizado unos planos o composiciones más efectivas para lo que querían transmitir.
Se encoge de hombros y coge un trozo de pizza para metérselo casi entero en la boca, táctica usualmente efectiva para que no te pregunten más. Joel y Alex se ríen, acostumbrados a ese tipo de comentarios.
—Ya se ha hecho muy tarde, ¿no? Os podríais quedar a dormir —propone Alex con cara inocente.
Después de terminar la peli, ella misma propuso ver un par de capítulos de otra serie. Y por el vistazo que le echa a Luna para que no diga de irse a su casa, ese ha sido su plan casi desde el principio.
—Por mí está bien —se encoge de hombros. —¿Cómo nos repartimos?
—Chicos con chicos y chicas con chicas —se ríe en cuanto Luna termina de preguntar.
—Eso funciona cuando la gente es hetero, cielo —murmura Félix medio dormido.
El chico se ha ido recostando cada vez más sobre Joel, que se debate entre terminar de ponerse cómodo y estar casi abrazándolo o continuar más tenso que la cuerda de un arco.
—Sí, bueno, tampoco te vas a poner a follar con él porque si no te corto los huevos, que mi casa no es un picadero —comenta con un intento de sonrisa inocente. —De todas formas te estás durmiendo. Levántate y ves a la cama.
Le coge del brazo para ayudarle a levantarse pero Félix se queja y se acurruca todavía más contra Joel, que no sabe cómo es que todavía no se le ha salido el corazón por la boca.
—Yo lo llevo —dice levantándose como puede y cargándolo como princesa.
Alex le indica la puerta de la que suele ser la habitación de Félix.
—Por cierto, no tengo ropa que te pueda dejar para dormir, eres demasiado grande. Un poco más y no tengo ni para dejarle a Luna…
—Oh, ehm, está bien, gracias de todas formas.
Joel entra en el cuarto que va a tener que compartir con Félix. “Un día de estos me va a dar una taquicardia”, murmura para sí.
—Félix —le llama cuando le deja sobre la cama. —¿Dónde está tu pijama? Te ayudo a ponértelo.
—¿Pijama? No quiero. No me gusta —murmura.
—No te… Oh dios mío —suspira.
Joel abre la cama y Félix enseguida se pone a forcejear con la camiseta para sacarsela. Cuando Joel ve que se enreda con sus propios brazos acude en su ayuda. Félix se deja caer sobre el colchón.
—Los pantalones también —le indica con absolutamente ninguna intención de moverse más de lo estrictamente necesario.
El corazón de Joel se salta un latido que parece querer recuperar después. Traga saliva, intentando que pase a través del nudo que tiene en la garganta. Si las cosquillas de su estómago fuesen mariposas, tiene clarísimo que serían del tamaño de un T-rex. Cada una.
—Eres cruel, Félix.
El chico le dedica una sonrisa perezosa y se acurruca encima de la cama en cuanto le quita los pantalones. Joel suspira al verle hecho una bolita y se gira para desnudarse él. Cuando se sienta sobre el colchón, Félix se hace a un lado para dejarle sitio. Se recuesta y en seguida Félix se abraza a él. Inspira, llenando sus pulmones de su olor, y siente que se relaja entre sus brazos.
—Tengo sueño —murmura.
—Está bien, duérmete —Joel hunde sus dedos en su pelo y lo acaricia suavemente, como si tuviera todo el tiempo del mundo.
—¿Y tú?
—Dormiré también. Las traidoras estas seguro que también se van a dormir ya —el tono de la voz de Joel arrulla a Félix como si fuese una nana. Le encanta el cariño que la impregna cuando habla de sus amigas.
—Seguro que Alex está cayendo ahora en que va a tener que dormir en la misma cama que Luna —hay una diversión palpable en la voz de Félix.
—Y seguro que Luna está en pánico —la risa de Joel es suave y desestabiliza un poco a Félix.
—¿Sabes? Te quiero mucho —murmura, —pero no como amigo… bueno como amigo también, pero te quiero como mucho más que amigo.
Joel siente la boca seca. No puede creer lo que está escuchando. No se ha dormido, ¿verdad? No puede estar soñando. Tampoco quiere comprobarlo. El miedo que se había instalado en el fondo de su cabeza desde la noche de la fiesta desaparece como si nunca hubiese existido.
—Yo también te quiero mucho, pollito. De la misma forma que tú.
Las preocupaciones de Félix se van en cuanto le escucha y no puede evitar que una sonrisa boba se le extienda por toda la cara. Se acerca todavía más al pecho de Joel, avergonzado de que se le hayan subido los colores por solo unas palabras. Deja un beso donde tiene escondida la cara y siente a Joel estremecerse. Se le escapa una risa ligera. Siente que nada podrá borrar la sonrisa que tiene tatuada y que nunca había estado tan cómodo en los brazos de otra persona. Y con ese pensamiento, cae en los brazos de Morfeo.
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